La difícil y singular trayectoria de un genio inspirador

Ignacio Luengo Velasco
El País
John Forbes Nash, Jr.
John Forbes Nash, Jr.

El célebre matemático John Nash, premio Nobel de Economía en 1994 y Premio Abel de Matemáticas en 2015, ha fallecido, junto con su mujer Alicia Lardé, en un accidente de tráfico el pasado sábado. De esta trágica e inesperada forma la comunidad internacional pierde a uno de los mayores genios del siglo XX, y a una de las personas cuya singular vida puede ser ejemplo de superación, esfuerzo y esperanza para matemáticos y no matemáticos.

John Nash nació en Bluefield, Virginia Occidental, el 13 de junio de 1928. Desde pequeño destacó por su capacidad intelectual, y muy pronto quedó patente su inclinación y talento para las matemáticas. Nash estudió ingeniería química en Carnegie Mellon, y poco después inició el doctorado en la Universidad de Princeton. Desde sus primeros pasos en las matemáticas, Nash dejó muestras de un estilo inconfundible en su investigación: por una parte una enorme ambición y atrevimiento, atacando problemas fundamentales, que hasta el momento nadie se atrevía a intentar, y por otra parte una genuina originalidad, afrontando los problemas con ideas completamente nuevas, en lugar de transitar o mejorar enfoques de investigaciones previas. La etapa productiva de su carrera, truncada por una esquizofrenia que hizo aparición cuando apenas tenía 30 años, contiene resultados muy avanzados, impensables para los matemáticos de su época. La aportación de Nash se caracteriza no solo por resultados profundos y enormemente difíciles, sino también por sus ideas y técnicas, algunas más o menos inacabadas, que han resultado muy fecundas para generaciones posteriores de matemáticos.

Su primer resultado importante, que apareció en su tesis doctoral (de tan solo 27 páginas) defendida en Princeton, introduce el ahora conocido como Equilibrio de Nash, contribución a la Teoría de Juegos que tuvo posteriormente aplicaciones fundamentales en Economía y le valió el Premio Nobel en 1994. Cuando se le preguntó a Nash en una entrevista hace pocos años si él se dio cuenta en ese momento de la importancia de su descubrimiento, contestó que sí, que sabía que en su tesis había introducido una buena idea, pero que en ese momento era difícil saber que iba a tener aplicaciones tan relevantes en Economía. Esto pone de manifiesto la actitud de Nash y de muchos otros matemáticos hacia la investigación, buscando resultados interesantes de por sí, movidos por la curiosidad matemática natural, y es uno de los muchos ejemplos de que esta actitud a la larga (y en este caso en un plazo bastante breve) da los frutos más valiosos.

Sin embargo, es acuerdo común entre la mayoría de los matemáticos que los resultados más profundos de Nash no consistieron en sus contribuciones a Teoría de Juegos. Muy poco después de su tesis Nash publicó un resultado cuya sola formulación supuso una sorpresa mayúscula en la comunidad matemática de su tiempo, y que se ha convertido ahora en uno de los resultados básicos en algunas áreas de geometría. Dice, grosso modo, que todas las variedades diferenciables (objetos análogos a curvas y superficies, pero también de mayor dimensión), podían ser definidas por ecuaciones polinómicas (al estilo de las elipses, hipérbolas, esferas…). Continuar leyendo “La difícil y singular trayectoria de un genio inspirador”

Índice de Impacto

mono
El mono numérico – de la página personal de Antonio Córdoba

Conviene publicar un disparate,
Tan obsceno que ofenda de ipso facto.
Te darán un gran índice de impacto,
Los ingenuos que miren tu dislate.

No importa si es con cuerdo o botarate,
De citas mutuas sellarás un pacto.
Aunque sean banales y sin tacto,
Juntas harán lucir tu escaparate.

No intentes un problema complicado,
Si el ritmo frena en tus publicaciones.
Pues debes mantenerlo acelerado.

En alza tengas siempre tus opciones
De rozar el poder en el poblado,
Con índices y citas a montones.

Antonio Córdoba Barba (Murcia, 1949)

Para una mejor comprensión del soneto, recomendamos fuertemente la lectura de “Índice de impacto. Antonio Córdoba Barba.”.

Matusalén, Noé y el diluvio

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H.S.M. Coxeter

“El profesor canadiense H. S. M. Coxeter es uno de los grandes geómetras de nuestro siglo. Esta anécdota es un descubrimiento bíblico narrado por el mismo en una conferencia que pronunció con motivo de su jubilación universitaria. Coxeter fijó la atención en las siguientes frases del antiguo testamento:

Era Matusalén de ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec; vivió, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. Fueron todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años, y murió. Era Lamec de ciento ochenta y dos años cuando engendró un hijo, al que puso de nombre Noé […]. Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años, y murió […]. A los seiscientos años de la vida de Noé, el segundo mes, el día diecisiete de él, se rompieron todas las fuentes del abismo, se abrieron las cataratas del cielo, y estuvo lloviendo sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.

A continuación, Coxeter no pudo evitar la tentación matemática de poner un poco de orden y de aritmética a los muchos datos numéricos relativos a las edades de Matusalén, Lamec y Noé, quizás recordando aquella famosa frase: “de hecho, la Biblia es un tratado de teoría de números”. Los cálculos simples de Coxeter se centraron en los años de Matusalén:

Nacimiento de Lamec 187 años.

Nacimiento de Noé 369 años (187+182).

Edad de Matusalén el día del Diluvio 969 años (369+600).

Pero “como Matusalén vivió exactamente 969 años, resulta que su muerte coincide con la llegada de las aguas del diluvio. ¿Fue una muerte natural? ¿Noé olvidó a su abuelo fuera del arca?”

Los Matemáticos no son gente seria, Cl. Alsina, M. De Guzmán, Ed. Rubes, 1998

… afirmaba que el triángulo equilátero tenía seis simetrías

ACA0195“El libro afirmaba que el triángulo equilátero tenía seis simetrías. Al seguir leyendo comencé a ver que la simetría del triángulo quedaba descrita por las cosas que podías hacer con él de modo que siguiera pareciendo el mismo. Usando como plantilla un triángulo de cartón, dibujé su silueta sobre un papel y conté el número de maneras en que podía coger el triángulo y volverlo a colocar otra vez sobre el papel de modo que coincidiera exactamente con su silueta. El libro decía que cada uno de estos movimientos era una «simetría» del triángulo. Así que una simetría era algo activo y no algo pasivo. El libro me estaba haciendo pensar que, más que una propiedad innata del mismo triángulo, una simetría era algo que podía hacer con el triángulo para volverlo a colocar dentro de su silueta. Me puse a contar las simetrías del triángulo, pensando en ellas como en las distintas operaciones de este tipo que podía hacer con él. Podía dar la vuelta al triángulo de tres modos distintos y cada vez que lo hacía había dos vértices que intercambiaban su posición. También podía girar el triángulo un ángulo igual a un tercio de un giro completo, en el sentido de las agujas del reloj o en el sentido contrario. Así salían cinco simetrías. ¿Cuál era la sexta?”

Marcus du Satoy, Simetría: un viaje por los patrones de la naturaleza

Se puede descargar aquí un extracto del libro en PDF, la cita anterior está sacada de las páginas 13 y 14.

El Algebrista

Esta semana estamos de poesía. En esta ocasión se trata de un poema de Enzo R. Gentile (Buenos Aires, Argentina 1928-1991) compuesto para ser cantado con la música del tango Mano a mano (Gardel).

Hemos visto el poema en Madri+d, concretamente en su sección de Poesía y Ciencia.

EL ALGEBRISTA

Enzo-R-Gentile-12Algebrista te volviste
refinado hasta la esencia
oligarca de la ciencia
matemático bacán.
Hoy mirás a los que sudan
en las otras disciplinas
como dama a pobres minas
que laburan por el pan.

¿Te acordás que en otros tiempos
sin mayores pretensiones
mendigabas soluciones
a una mísera ecuación?
Hoy la vas de riguroso
revisás los postulados
y junás por todos lados
la más vil definición.

Pero no engrupís a nadie
y es inútil que te embales
con anillos, con ideales
y con álgebras de Boole.
Todos saben que hace poco
resolviste hasta matrices
y rastreabas las raíces
con el método de Sturm.

Pero puede que algún día
con las vueltas de la vida
tanta cáscara aburrida
te llegue a cansar al fin.
Y añores tal vez el día
que sin álgebras abstractas
y con dos cifras exactas
te sentías tan feliz.