Ayer nos concentramos unas 300 personas en el rectorado de la Universidad de Sevilla. Queríamos expresar así nuestro apoyo al compañero David Benavides, vejado, golpeado, insultado e injustamente detenido el 24 de mayo de 2011, cuando se disponía a participar en una concentración en favor del profesorado interino de la universidad.
Ahora una jueza le ha declarado inocente de todo lo que la policía le imputaba pero le ha condenado a seis días de multa por desobedecer a la autoridad al negarse a entregar su cámara de fotos. Cuestión esta que la fiscalía se sacó de la manga, pues ni siquiera fue denunciada por la policía en su informe.
Estuvimos 300 pero son muchos más los que no pudieron acudir por razones laborales. En estos días David ha recibido el apoyo de miles de personas, muchos de los cuales sentimos aquel día impotencia al conocer la noticia, y después vergüenza y humillación al ver en las noticias cómo la policía trataba a nuestro compañero. Y eso que no hemos visto la grabación al completo.
Ya está bien de represión, ya basta de aterrorizar a los ciudadanos que ejercen sus derechos. No está bien criminalizar la protesta, no hay razón para pedir que se identifiquen los asistentes a una manifestación, no hay excusa para que los miembros de las fuerzas de seguridad no vayan debidamente identificados, no es democrático multar sistemáticamente a los convocantes de una manifestación, no se entiende que los trabajadores de las fuerzas de seguridad se presten acríticamente a ser la mano ejecutora de los recortes de derechos democráticos… ¿Qué temen?
Si el gobierno sólo aparece en pantallas de plasma, si los diputados se parapetan tras sus partidos, sus listas y su disciplina de voto, sólo queda la protesta democrática. Si tampoco dejan ejercerla, ¿qué le queda a la ciudadanía? Miedo me da pensarlo… están jugando con fuego.