El catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Cantabria y miembro de número de la Real Academia de Ingeniería Enrique Castillo asegura que si el orden de los apellidos, en caso de desacuerdo entre los padres, lo determina el alfabeto, al cabo de muchas generaciones, desaparecerán todos menos ‘Abad’. De esta manera, los ciudadanos acabarán teniendo el mismo apellido y, además, por duplicado: ‘Abad Abad’.
“Los matemáticos, físicos e ingenieros sabemos del inmenso valor de la intuición en la investigación y el progreso humano, pero también somos conocedores de los riesgos que la intuición tiene en estas ciencias y de las veces que la intuición nos traiciona”, advierte el científico, al tiempo que señala que el caso de los apellidos es una de éstas, pues, a su juicio, el orden alfabético conduce “asintóticamente” (tras muchas generaciones) a la desaparición de todos los apellidos, menos uno, atendiendo a un cálculo de probabilidades.
Para Castillo, las dos opciones que se manejan cuando no haya consenso entre los padres, el orden alfabético y el sorteo, no resuelven el problema.
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