Artículo de Javier Sampedro en el blog Simetrías.
Ahora la tenemos tomada con las agencias de calificación, pero cada época inventa sus depredadores: la conspiración judeomasónica en la Arcadia franquista, la administración de justicia en la Inglaterra dickensiana, el recaudador feudal, el emperador Nerón, el tiranosaurio rex.
El precursor de todos ellos fue el Anomalocaris de la imagen de ahí arriba -tomada de su última aparición en la revista Nature-, una fiera corrupia de pomposas fauces, nadar aparatoso, mirada torva y con más dientes que el caballo de Gargamel. Fue la primera cosa con un metro de eslora que inventó la evolución, y terror de trilobites a juzgar por las muchas cáscaras de estos que dejó en sus deposiciones.
Si esa especie de trompas que le salen al morlaco por mitad de la frontal le han parecido al lector un par de langostinos, ningún experto podrá reprochárselo. Eso es justo lo que pensó su descubridor, el famoso paleontólogo norteamericano Richard Walcott. Se encontró una trompa suelta en 1928 y la clasificó como un fósil del primer crustáceo del planeta. La verdad es que se parece un montón a una gamba. La siguiente imagen es mi propia versión, admitidamente naïf, de la trompa del Anomalocaris: Continuar leyendo “La forma hace al monstruo”