Comprimiendo varias vidas en dos años

Recientemente hemos podido leer en ABC, y en otros periódicos, que un investigador (Gary McGuire, matemático) ha elaborado un complejo algoritmo para resolver un sudoku y asegurar que este célebre juego no tiene solución a menos que haya 17 cifras-pista de inicio.

Lo que nos llama la atención de la noticia es la siguiente frase:

McGuire ha llegado a esta conclusión tras trabajar durante dos años en el algoritmo complejo que le ha llevado a la solución. Para ello ha utilizado unos siete millones de horas buscando a través de las redes.

Siete millones de horas son 291.666 días y 16 horas, es decir, 799 años 31 días y 16 horas. Creo que a muchos nos parece más importante conocer cómo ha podido comprimir todos estos años de “búsqueda a través de las redes” en sólo 2.

Bromas aparte, pueden obtener el artículo de McGuire aquí. En la página 37 el autor explica que los cálculos informáticos (pues ha resuelto el problema probando con todos los posibles sudokus de 16 pistas) han llevado 7.1 millones de horas en una máquina Stokes que tiene 320 nodos de cómputo, cada uno de estos nodos tiene dos procesadores con seis núcleos. Es decir, que el cálculo, extraordinariamente comlejo, lo han realizado 320x3x6=3840 núcleos en paralelo. A pesar de la enorme capacidad de cálculo de la máquina Stokes, los cálculos han tardado un año en realizarse.

Entendemos que el periodista no tiene que comprender todos los detalles técnicos de la noticia, pero sí debe saber que 7 millones de horas son muchas para un ser humano.

Lotería: mejor no jugar

He leído estos días en la prensa unas declaraciones de David Martín de Diego, del Instituto de Ciencias Matemáticas, en las que afirma que la probabilidad de obtener algún premio en la lotería es del 15%, incluidos reintegros.

También habla David de las supersticiones populares ante el sorteo: que si una ciudad es más premiada, o una administración… Lógicamente, a lo largo de la historia, Madrid debe ser más premiada aunque sea por el simple hecho de vender más lotería, lo mismo ocurre con determinadas administraciones de lotería. Martín de Diego afirma que “hacer cola para comprar un número en una determinada administración es absurdo”.

Claro, que a la mayoría de los ciudadanos nos mueve más la envidia futura que la superstición. Mi principal motivación es la posibilidad (aunque sea mínima) de que le toque a alguien cercano la lotería, pero a mí no. Por eso llevo de la que se compra en la Facultad, y la que vende a mis vecinos el bar de la esquina, y la que llevan mis hermanos… No me toca nunca, de acuerdo, pero tampoco a ellos.

Para finalizar, les dejo una frase de Claudi Alsina que he leído en el blog Algo más que números, de Pepe Muñoz:

“La lotería es un impuesto para las personas que son malas en Matemáticas”.

Los matemáticos no buscan resultados, van tras la belleza

Virginia Ródenas / ABC

 

Herwig Hauser
Miguel Berrocal: Herwig Hauser, matemático y artista

Herwing Hauser, catedrático de la universidad de Viena, representa en el espacio sus ecuaciones, obras de arte que decoraron los autobuses urbanos de su ciudad

 

 

-Resulta que \(x^2+z^2+y^3 (1-y)^3=0\) es un limón, y que con \(x^2=y^2 z^2+z^3\) tenemos un colibrí.

-El limón, la figura geométrica que más me gusta por su sencillez y equilibrio, es solo una parábola. Lo importante en esa figura es que hay dos vértices o cúspides, un fenómeno típico de la singularidad.

-¿Y qué es una singularidad en geometría?

-El punto donde el objeto cambia. En un cono, es el vértice. Las singularidades aparecen en ecuaciones que estudiamos cuando trabajamos en óptica, en física… y están relacionadas con cambios instantáneos de comportamiento, como la formación de tornados.

-Su obra «Vis à Vis» es otra singularidad.

-La oposición de dos formas: la cúspide y algo redondo (liso y sin singularidad). La razón de los títulos es reírnos de nosotros porque no deberíamos tomarnos las matemáticas tan en serio. Es una profesión dura, y también hace falta un poco de alegría, de poesía…

-De belleza: la música es matemáticas para el oído.

-Estudio violonchelo para satisfacer ese equilibrio matemáticas-música. Sin embargo, en la música la sensación pasa directa al corazón, y en las matemáticas lo hace por el cerebro; y a los matemáticos, que tienen tanto trabajo cerebral e intelectual, les gusta percibir la belleza directamente por los sentimientos. Continuar leyendo “Los matemáticos no buscan resultados, van tras la belleza”

El ‘anumerismo’ también es incultura

Anumerismo
El anumerismo- LUIS F. SANZ

Saber pocas matemáticas nos convierte en ciudadanos más manipulables – El desconocimiento de los números carece del reproche social que provocan otras ignorancias.

Comprar un décimo a Doña Manolita “porque ahí cae mucho” sin tener en cuenta la enorme cantidad de números que despacha esa administración de lotería. Traducir del inglés la palabra billion por “billón” sin considerar que en español ese término designa una cifra mil veces mayor. Asumir sin el menor sentido crítico el titular “ocho autonomías, por debajo de la media en gasto sanitario”, sin preguntarnos qué tendrá de extraordinario la noticia.

Estos tres ejemplos son síntomas de anumerismo, la incapacidad en diversos grados para desenvolvernos en el universo de las cifras. La palabra la popularizó hace 23 años el matemático estadounidense John Allen Paulos en El hombre anumérico (Tusquets), un ensayo que ya es un clásico. Y aunque el término no ha entrado en el diccionario, describe una realidad vigente, un tipo de ignorancia que puede afectar a personas cultísimas en otras ramas del saber. Su precio, según Paulos, es alto. “Usted puede elegir entre tener o no ciertas nociones numéricas pero si no las tiene será más manipulable”. Y más proclive a dejarse engañar por charlatanes y pseudocientíficos.

Pueden seguir leyendoeste reportaje de Bernardo Marín en El País.