He leído estos días en la prensa unas declaraciones de David Martín de Diego, del Instituto de Ciencias Matemáticas, en las que afirma que la probabilidad de obtener algún premio en la lotería es del 15%, incluidos reintegros.
También habla David de las supersticiones populares ante el sorteo: que si una ciudad es más premiada, o una administración… Lógicamente, a lo largo de la historia, Madrid debe ser más premiada aunque sea por el simple hecho de vender más lotería, lo mismo ocurre con determinadas administraciones de lotería. Martín de Diego afirma que “hacer cola para comprar un número en una determinada administración es absurdo”.
Claro, que a la mayoría de los ciudadanos nos mueve más la envidia futura que la superstición. Mi principal motivación es la posibilidad (aunque sea mínima) de que le toque a alguien cercano la lotería, pero a mí no. Por eso llevo de la que se compra en la Facultad, y la que vende a mis vecinos el bar de la esquina, y la que llevan mis hermanos… No me toca nunca, de acuerdo, pero tampoco a ellos.
Para finalizar, les dejo una frase de Claudi Alsina que he leído en el blog Algo más que números, de Pepe Muñoz:
“La lotería es un impuesto para las personas que son malas en Matemáticas”.