Entrevista con el profesor M. S. Narasimhan, de Teresa Guerrero para El Mundo.
Aunque nadie lo diría vista su vitalidad y su excelente aspecto, el profesor Narasimhan (Tamil Nadu, India, 1932) ha cumplido ya 80 años. Su aniversario ha servido como excusa para rendir homenaje en Madrid a este admirado matemático, cuya contribución a la ciencia ha sido tan destacada como sus esfuerzos por promover la investigación de alto nivel entre jóvenes desfavorecidos. Comenzó su labor en India y fue extendiéndola por otros países asiáticos y europeos.
El encuentro con ELMUNDO.es tiene lugar poco después de las 8 de la mañana. Hace bueno así que, mientras apura un cigarro, decidimos quedarnos en el banco en el que se solía sentar Juan Ramón Jiménez, situado frente a la entrada de la Residencia de Estudiantes, el emblemático edificio en el que se aloja durante su estancia en Madrid. En cuanto acabe la entrevista, saldrá rápidamente hacia el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), donde el miércoles le rindieron un homenaje con motivo de la celebración de la Conferencia Indo-Española de Geometría y Análisis, una cita que ha traído a la capital a otros colegas suyos.
Mudumbai Seshachalu Narasimhan tuvo una infancia dura. Él era el mayor de cinco hermanos y su padre falleció cuando tenía 11 años. “Ya cuando iba al colegio estaba muy interesado en las matemáticas. Cuando lo pienso ahora, creo que una de las razones por las que me gustaban tanto era porque en matemáticas puedes pensar por ti mismo, a diferencia de otras asignaturas, en las que te enseñan cosas”, reflexiona. Aunque su familia era de origen humilde, siempre le apoyó: “Recuerdo que cuando era pequeño dibujaba diagramas por las paredes de casa, así que mi familia me compró una pizarra. Teníamos algunos problemas económicos, pero se las arreglaron para que pudiera estudiar y siempre me animaron”.
¿Por qué entonces las matemáticas se perciben a menudo como una disciplina aburrida? El profesor cree que la manera en la que se suelen enseñar no es la adecuada y considera que debería dedicarse más tiempo a esta materia. En lugar de eso, afirma, a menudo se obliga a repetir fórmulas. “Hay que enseñarlas cómo algo comprensible y mostrar que es algo que uno puede resolver por sí mismo”. Sin embargo, aclara que “las matemáticas no son fáciles, aunque no son tan difíciles como mucha gente cree”.
La ciencia en India
Nacido en la misma región que Srinivasa Ramanujan (el célebre matemático que inspiró libros como ‘El contable hindú’, de David Leavitt, y de cuyo nacimiento se cumplen 125 años este año), Narasimhan considera que tuvo un papel clave para fomentar la ciencia en su país: “Por supuesto, le conocía y le admiraba, pero mis matemáticas no fueran inspiradas por él. Sí me inspiró como figura, tanto a mí, como a otros matemáticos muy jóvenes y a todo el país. A principios del siglo XX no había mucha ciencia en India y él demostró que nosotros también éramos capaces de hacerlo”.
Con el paso de los años, India se ha ido convirtiendo en un país con una gran cantidad de destacados científicos, tanto en matemáticas como en otras ramas. “Hay un gran respeto por las matemáticas en toda la sociedad india, incluso entre el público en general. Se admira a los matemáticos. Por ello, allí resulta sencillo encontrar financiación por parte de los burócratas, incluso aunque no tengan conocimientos sobre este tema. Durante los últimos 60 o 70 años no ha habido problemas para conseguir financiación, con independencia del gobierno que hubiera”, asegura.
“Por otro lado, creo que tuvimos mucha suerte tras la independencia [de los británicos, en 1947]. El primer hombre que ocupó el cargo de primer ministro, Jawāharlāl Nehru, entendió que las matemáticas eran importantes para el desarrollo económico. Comprendió que son una actividad intelectual que podrían dar prestigio al país y dijo cosas muy bellas sobre ellas, como que eran un vehículo para el pensamiento científico”, señala.
Fuga de talentos
En la actualidad se gradúan en India miles de científicos cada año, muchos de los cuales optan por irse al extranjero: “Cuando yo era joven, los mejores matemáticos se quedaban en India. Podían estudiar o trabajar fuera pero en la mayoría de los casos siempre volvían. La situación ha cambiado un poco, aunque no por falta de oportunidades. La situación no es mala para trabajar en India. Por supuesto, si traduces lo que ganan a dólares no es demasiado, pero es suficiente para vivir bien. Personalmente creo que ni yo ni la gente de mi generación habríamos sido más felices si nos hubiéramos ido fuera, ni desde el punto de vista científico ni personal“.
Tras estudiar matemáticas en Chennai (Madras), donde tuvo como profesor al padre Racine, un jesuita francés que animaba a sus mejores estudiantes a introducirse en las matemáticas modernas que estaban desarrollándose en Francia, Narasimhan se doctoró en el prestigioso TIFR (Instituto Tata de Investigación Fundamental, de Mumbai). Tras vivir varios años en París, regresó a India en 1960 para incorporarse al TIFR.
El profesor destaca que en la mayor parte de países europeos, cada vez se ofrece menos apoyo a los matemáticos, a diferencia de EEUU o de países asiáticos como China. “Ni siquiera Alemania está apoyando a sus matemáticos. Francia es probablemente el mejor país europeo para estos profesionales”.
Fomentar la investigación de calidad
El profesor lleva años intentando promover el estudio de las matemáticas a un alto nivel entre los jóvenes con menos recursos, tanto en India como en otros países asiáticos o de Oriente Medio. Incluso ha ayudado a jóvenes europeos. A pesar de crecer en un país pobre, considera que fue un privilegiado que tuvo mucha suerte, así que intentó ayudar a otros: “Recibimos tanto que surgió la necesidad de dar”, afirma.
Gran parte de esta labor la llevó a cabo desde Trieste (Italia), donde en los años noventa presidió el Instituto Internacional de Física Teórica. “Nuestra labor era promover la ciencia entre los jóvenes, aunque no puedes hacerlo todo por ellos. Puedes animarles hasta cierto punto”. Según explica, en muchos países asiáticos, como China o India, el nivel de los estudios universitarios era bueno, pero cuando llegaba el momento de hacer investigación, tenían más dificultades y no había buenos programas. En Trieste les ponía en contacto con otros matemáticos europeos que podían ayudarles.
Su contribución a las matemáticas
Para Oscar García-Prada, profesor de Investigación del Instituto de Ciencias Matemáticas (CSIC) y organizador del congreso Indo-Español, las contribuciones de Narasimhan son “de enorme importancia en el campo de la geometría” desde principios de los años sesenta. Gran parte de este trabajo lo ha realizado conjuntamente con los también matemáticos indios C.S. Seshadri y S. Ramanan.
García-Prada, que conoce al profesor desde hace ya 20 años, afirma que “su investigación ha abierto varios campos de investigacion, involucrando a matemáticos y físicos de la más alta talla mundial, como los medallistas Fields (el premio Nobel de las Matemáticas), Sir Michael Atiyah y Sir Simon Donaldson, compartiendo con este último el prestigioso Premio del Rey Faisal en 2006”.
Sus investigaciones han sido destacadas en áreas de la física teórica, como la teoría de cuerdas o la teoría cuántica de campos. El profesor Narasimhan admite que le cuesta entender la física teórica, aunque ha logrado establecer una interacción entre esta disciplina y las matemáticas: “Es un camino de ida y vuelta”, afirma el profesor, miembro de la Royal Society de Londres.
Oportunidades laborales
Pese a que las matemáticas a veces se perciben como un campo de estudio con pocas salidas profesionales, el profesor destaca que, además de la investigación, a la que se dedica sólo una pequeña parte de los que estudian este disciplina, existen muchos puestos de trabajo para los que se demandan matemáticos. Desde empresas que fabrican coches a empleos en Defensa o en el sector espacial: “Hay muchas otras oportunidades laborales. Incluso en puestos de alto nivel, numerosas empresas prefieren a matemáticos, no por sus conocimientos sino por su estructura mental y por su capacidad para adaptarse al trabajo que tienen que hacer”.
Él tiene claro que no habría querido dedicarse a otra cosa, aunque le gusta realizar otras actividades como leer (en particular novelas policiacas) y escuchar música. “No hubiera cambiado mi vida profesional por ninguna otra, ni siquiera si hubiera podido elegir cualquiera”, asegura.