Las matemáticas duermen

Leo el titular de una noticia de ABC del pasado lunes: “Los números, la mejor manera de dormir a los niños” y pienso ya estamos otra vez con que las matemáticas son aburridas…

Sin embargo se trata de la presentación del libro Bedtime Math, cuya autora es Laura Overdeck.

El libro propone actividades numéricas que, según la autora, son relajantes y hacen que los niños caigan rendidos en la cama. Según Laura “Cuando uno se compenetra con los números, la experiencia es relajante. Los números son rítmicos, regulares y predecibles, hay algo reconfortante en eso”.

Pueden leer la noticia completa en ABC.es

“Un chino no está más dotado para las matemáticas que un español”

Recientemente han publicado una entrevista a Alberto Coto, campeón del mundo de Cálculo Mental, en el Diario de Sevilla. Reproducimos aquí la última pregunta y su respuesta.

-¿Por qué los estudiantes españoles son oficialmente tan malos con las matemáticas si atendemos a los informes PISA?

-Es una cuestión pura y únicamente sociológica, cultural. La matemática está vista aquí y en América Latina como una disciplina sólo apta para nerds (empollones, en este contexto). Generan auténtico pánico. Siempre pongo el mismo ejemplo: ¿Quién está más dotado para las matemáticas, un chino o un español? O, dicho de otra forma, ¿está mejor predispuesto genéticamente un chino que un español? Yo considero que no. Y si no es un factor genético es un factor ambiental: a lo mejor el problema está en los métodos de estudio y en la forma en que la sociedad habla de esta ciencia.

Pueden leer la entrevista completa en el Diario de Sevilla.

 

Matemáticas a la búsqueda del origen del rumor

Un investigador crea un algoritmo capaz de localizar el foco las ideas que corren por Internet
Emilio de Benito en El País

Las sociedades son virales. Mucho antes de que existieran las redes sociales, los chistes, rumores, maledicencias, motes y ocurrencias se propagaban entre la población sin que nadie fuera capaz de localizar a la persona que lo ideó primero. Y si eso era así con el boca a boca, con Internet se ha convertido en un fenómeno imparable. Y digno de investigar. Y eso es lo que ha hecho Pedro Pinto, del Audiovisual Communications Laboratory, hasta encontrar una algoritmo matemático capaz de localizar el foco de cada idea.

El trabajo se basa en localizar a unos cuantos internautas centinelas, y aplica criterios como el tiempo de recepción o la cantidad de personas que están vinculadas a cada uno. Por ejemplo, para saber por qué todos los amigos de uno de repente empiezan a llamarnos Pepe cuando siempre fuimos José —por poner un caso inocuo—, o tacaño cuando siempre pagamos las rondas, basta con fijarse en 15 de nuestros 500 mejores amigos (esos que tenemos dados de alta en Facebook). A partir de ahí, con tomar unos datos de sus cuentas se puede llegar al origen de la maledicencia.

Aplicación sanitaria

Este método para detectar el origen de todo tiene otras aplicaciones. Por ejemplo, sanitarias: “Hemos probado nuestro sistema con datos de una epidemia de cólera en Sudáfrica. Una vez hicimos modelos de la red de aguas, ríos y transportes fuimos capaces de encontrar el pueblo donde se produjo el primer caso, y ello con solo monitorizar a un pequeño número de pueblos”, ha dicho Pinto, que ha publicado su trabajo en Physical Review Letters.

El investigador pone más ejemplos: el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995. “Con este método no hace falta poner detectores en todas las estaciones. Con elegir bien dónde se instalan se tendrá información de dónde empieza este suceso”, afirma.

Y sugiere otra: su uso para llegar al núcleo de redes terroristas, que se comunican mediante Internet o llamadas de móvil. Con tener a unos cuantos pinchados se podría llegar hasta el jefe. En el fondo, cualquier sistema de divulgación en red es susceptible de ser descifrado con este algoritmo.

Todo esto está muy bien, claro. Pero yendo al fondo del asunto, lo que nosotros queremos es saber quién difundió el bulo de que éramos unos tacaños.

Un 12,93 para Matemáticas y Física

La doble titulación de Matemáticas y Física, ofertada por la Universidad Complutense, es la carrera de más difícil acceso en la comunidad de Madrid, al exigir una calificación de 12,93 sobre 14 puntos posibles.

Si bien es cierto que esta titulación oferta tan sólo 25 plazas, frente a las 340 de medicina, también hay que valorar que Matemáticas y Física estaba el año pasado en segunda posición, justamente detrás de medicina.

Pueden leer la noticia completa en El País.

Fórmula para fabricar un matemático

Por Nora Bär en La Nación

Una medida de tolerancia a la frustración, otra de tendencia al comportamiento obsesivo, capacidad infrecuente de concentración y curiosidad innata… Mezcle todo y agregue inusual capacidad para la abstracción, más una generosa cantidad de imaginación y sensibilidad estética…

¿Será ésta la fórmula para fabricar un matemático? Desde que Pitágoras postuló el teorema que lleva su nombre (y antes, también), los cultores de “la reina de las ciencias” vienen desafiando nuestra capacidad de asombro: advertimos las piruetas mentales de estos “atletas de alto rendimiento” del cerebro, con la misma incredulidad con que dentro de unas semanas quedaremos hipnotizados ante la levedad de los velocistas de los 100 metros llanos o la destreza de los gimnastas que participarán en los Juegos Olímpicos de Londres.

Solemos atribuir esos logros a una racionalidad 5.0, cuyos poseedores son capaces de esculpir obras de una belleza etérea, gélida y deslumbrante. Sin embargo, miles de años de historia parecen indicar lo contrario: recorrer los laberintos de la matemática es un deporte altamente emocional que se balancea entre la exaltación y la desesperación, los conflictos sociales y políticos, el amor y la locura.

En el apasionante Matemáticas, una historia de amor y odio (Crítica, 2012), Reuben Hersh, él mismo matemático, y Vera John-Steiner, lingüista y educadora, ponen la lupa no sobre los axiomas y teoremas, sino sobre las vidas, a veces increíbles, de decenas de matemáticos, reconocidos y principiantes, y como corolario derriban la mayoría de los mitos que los rodean. En particular, el de que los matemáticos son diferentes del resto de la humanidad.

“Existe la creencia generalizada de que para comprender un razonamiento abstracto complejo un investigador debe excluir de su pensamiento las emociones -escriben-. [Nosotros refutamos] dicha creencia. El matemático, igual que cualquier otra persona, tiene una vida emocional que se sostiene en el cariño recibido en la infancia y en la juventud, y en el compañerismo y el apoyo mutuo en años posteriores.”

En materia de matemáticos los hay de todos los gustos. Los genios precoces, como Gauss, y los que fructifican tardíamente, como la topóloga Joan Birman. Los que prefirieron trabajar solos, como Andrew Wiles, y los que siempre lo hicieron en colaboración, como Hardy y Erdös; aquellos para los cuales la matemática se vuelve una adicción, como Grothendiek, o los que derivaron en comportamientos extraños, como Perelman… En cuanto a fórmulas, no parecen haber descubierto una tan infalible como la matemática misma..