Matusalén, Noé y el diluvio

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H.S.M. Coxeter

“El profesor canadiense H. S. M. Coxeter es uno de los grandes geómetras de nuestro siglo. Esta anécdota es un descubrimiento bíblico narrado por el mismo en una conferencia que pronunció con motivo de su jubilación universitaria. Coxeter fijó la atención en las siguientes frases del antiguo testamento:

Era Matusalén de ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec; vivió, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. Fueron todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años, y murió. Era Lamec de ciento ochenta y dos años cuando engendró un hijo, al que puso de nombre Noé […]. Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años, y murió […]. A los seiscientos años de la vida de Noé, el segundo mes, el día diecisiete de él, se rompieron todas las fuentes del abismo, se abrieron las cataratas del cielo, y estuvo lloviendo sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches.

A continuación, Coxeter no pudo evitar la tentación matemática de poner un poco de orden y de aritmética a los muchos datos numéricos relativos a las edades de Matusalén, Lamec y Noé, quizás recordando aquella famosa frase: “de hecho, la Biblia es un tratado de teoría de números”. Los cálculos simples de Coxeter se centraron en los años de Matusalén:

Nacimiento de Lamec 187 años.

Nacimiento de Noé 369 años (187+182).

Edad de Matusalén el día del Diluvio 969 años (369+600).

Pero “como Matusalén vivió exactamente 969 años, resulta que su muerte coincide con la llegada de las aguas del diluvio. ¿Fue una muerte natural? ¿Noé olvidó a su abuelo fuera del arca?”

Los Matemáticos no son gente seria, Cl. Alsina, M. De Guzmán, Ed. Rubes, 1998

Un comentario en “Matusalén, Noé y el diluvio”

  1. Participé hace tiempo, años, en una discusión similar. De aquella conversación con otros colegas recuerdo lo siguiente: “Seguramente Matusalén no quiso entrar en el arca; no le faltaba razón: toda ella llena de bichos. Noé conminó al abuelo a acompañar a la familia en la aventura “naval” que se disponía a comenzar. Matusalén se dijo que “ya sería menos” y que no llovería tanto como decía el nieto. Al final, Noé tuvo que levar anclas dejando al abuelo en una zodiac”. Personalmente veo todo muy plausible, salvo, quizá, la última parte.

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