Un modelo matemático explica la sincronización de los aplausos

Visto en SINC

Dos científicos del Instituto de Física de Cantabria y la Universidad Pompeu Fabra han resuelto el modelo matemático que explica fenómenos de sincronización como los aplausos del público o el brillo de las luciérnagas. La revista Physical Review X publica los resultados.

applauseMiles de manos aplaudiendo al unísono, un enjambre de luciérnagas brillando a la vez, los pasos sincronizados de muchos peatones cruzando un puente… Son ejemplos de un fenómeno físico conocido como sincronización colectiva, que también se observa a nivel microscópico. Por ejemplo, miles de células de nuestro ‘marcapasos’ natural organizan su actividad rítmica para iniciar el latido del corazón.

Ahora, los investigadores Diego Pazó del Instituto de Física de Cantabria (IFCA, centro mixto CSIC-Universidad de Cantabria) y Ernest Montbrió de la Universidad Pompeu Fabra han resuelto de forma exacta el modelo matemático que reproduce este fenómeno. Los resultados se publican en la revista Physical Review X editada por la American Physical Society, en cuya web otro experto también destaca el trabajo.

Fue el biólogo estadounidense Arthur Winfree el que, en 1967, propuso el modelo al que da nombre para reproducir el fenómeno natural de la sincronización colectiva. Sus simulaciones numéricas del modelo revelaron una transición a la sincronización análoga a la que se da en las transiciones de fase que estudia la física estadística. Debido a la dificultad de tratar el modelo de Winfree matemáticamente, el esfuerzo en las últimas décadas se ha centrado en estudiar modelos menos realistas, pero más fáciles de resolver.

Pazó y Montbrió aportan un gran avance en este campo al presentar una potente reducción matemática del modelo Winfree, facilitando su análisis, y por tanto su aplicación, para estudiar diversos fenómenos de sincronización. El modelo Winfree está compuesto por un gran número de ecuaciones diferenciales no lineales que representan la dinámica de los individuos u ‘osciladores’ que componen una población y que interactúan a través de señales pulsátiles.

El trabajo demuestra que este sistema multidimensional puede reducirse a dos ecuaciones diferenciales ordinarias para dos variables globales. A partir de esta simplificación se llega a resultados que muestran la conveniencia de pulsos estrechos, similares a las señales entre neuronas, para alcanzar la sincronización.

Las técnicas empleadas pueden aplicarse a numerosos problemas, por ejemplo a un tipo de estados, actualmente de gran interés, conocidos como ‘quimeras’. En ellos, una población de osciladores idénticos rompe en partes síncronas y asíncronas.

El artículo demuestra por primera vez la posibilidad de quimeras con una dinámica caótica y sus autores esperan que, además, los resultados permitan nuevos avances en el estudio de las redes de osciladores acoplados –por ejemplo, las de las neuronas–, entre otras aplicaciones en campos como la física, la biología o la sociología.

El documento matemático más antiguo de China

Visto en ABC.es

matematicas_en_China-ciencia_en_China-descubrimientos_chinos-Reinos_Combatientes_MILIMA20140107_0132_8Un grupo de expertos ha anunciado el descubrimiento del documento matemático más antiguo nunca antes hallado en el país, de más de 2.200 años de antigüedad, informó la agencia oficial Xinhua.

Se trata de unas inscripciones en tablillas de bambú, de la época de los Reinos Combatientes (475-221 AC), en las que se explican métodos de multiplicación de números menores a cien y también fracciones, destacó el historiador Li Xueqin, especialista en documentos antiguos de la Universidad de Tsinghua, en Pekín.

El documento es el único que se ha hallado sobre ciencias exactas antes de la primera dinastía histórica china, la Qin (221-206 AC), explicó por su parte el director de la Sociedad China para la Historia Matemática, Guo Shuchun.

El saber que se explica en las tablillas «es muy avanzado para su tiempo, y es un importante descubrimiento para la historia matemática china y mundial», añadió Guo.

El documento se ha descubierto en una colección de 2.500 tablas de bambú (soporte de escritura muy común en China antes de que se inventara el papel, también en esa civilización) que la Universidad de Tsinghua adquirió en julio de 2008, después de que estos documentos fueran sacados ilegalmente del país.

Un matemático andaluz es el mejor científico de datos de Kaggle

Esta entrada es un extracto de este artículo publicado
en el blog de Soraya Paniagua

kaggle2El 28 de noviembre un español llamado José A. Guerrero alcanzaba el primer puesto del ranking de Kaggle, la plataforma de referencia para los científicos de datos de todo el mundo que actualmente aglutina a más de 130.000 miembros.

Kaggle es la comunidad de Data Science más grande y activa del mundo. Una plataforma donde más 130.000 científicos de todo el mundo compiten entre sí para resolver, con datos, complejos problemas científicos. Los científicos más destacados conforman un equipo de élite dentro de la comunidad y son invitados a participar en proyectos para grandes compañías.

El 28 de noviembre Kaggle publicó este tuit:

kaggle1José Antonio se unió a Kaggle para participar en un reto de Heritage Health Network. Sus modelos predictivos obtuvieron la tercera posición.

kaggle3Actualmente Guerrero trabaja en el mayor hospital de Andalucía (el Virgen del Rocío) manejando grandes volúmenes de datos clínicos. Es licenciado en Matemáticas, con especialidad de Estadística e Investigación Operativa. Nació en Cádiz pero vive en Sevilla.

Tienen más información en El Confidencial

Un sistema binario inventado en Polinesia siglos antes que Leibnitz

Javier Sampedro
El País

matematica-sistema-binarioEl genial matemático Gottfried Leibniz (1646-1716) no fue el primero en inventar el sistema binario que ahora utilizan nuestros ordenadores y teléfonos. Los nativos de Mangareva, una pequeña isla polinésica, se le adelantaron en varios siglos. Los mangareveños no tenían la menor intención de inventar la computación digital, pero se dieron cuenta de que el sistema decimal —como el nuestro— que habían heredado de sus ancestros resultaba demasiado engorroso para hacer los cálculos en el mercado, y le superpusieron un sistema binario que facilita mucho las operaciones aritméticas más comunes. También Leibniz arguyó que su sistema binario servía para simplificar las cuentas, aunque nadie le hizo mucho caso.

No se trata del primer sistema binario conocido de la era preLeibniz –los mismos hexagramas del I-Ching que inspiraron al gran matemático alemán constituyen un sistema binario y tienen casi 3.000 años—, pero Andrea Bender y Sieghard Beller, del departamento de ciencia psicosocial de la Universidad de Bergen, en Noruega, muestran ahora cómo los habitantes de Mangareva no solo inventaron el sistema para contar pescados, frutas, cocos, pulpos y otros bienes de diferente valor en sus transacciones comerciales, sino también cómo esto les condujo a una aritmética binaria que habría merecido la aprobación de Leibniz por su sencillez y naturalidad. Los autores creen que su trabajo revela que el cerebro humano está innatamente capacitado para las matemáticas avanzadas. Publican los resultados en PNAS.

Entender el hallazgo requiere un somero repaso del álgebra elemental. El sistema decimal al que estamos habituados, y que es el más común en todo tipo de culturas humanas por basarse en los diez dedos de las manos, lleva implícitas las potencias de diez en la posición de las cifras: en el número 3.725, se entiende que el 5 va multiplicado por 1 (10 elevado a 0); el 2 va multiplicado por 10 (10 elevado a 1); el 7 va multiplicado por 100 (10 elevado a 2); y el 3 va multiplicado por 1.000 (10 elevado a 3).

En un sistema binario solo hay dos símbolos (convencionalmente 0 y 1, pero también pueden ser dos estados de magnetización, como en los ordenadores), y las potencias implícitas por la posición no son las de 10, sino las de 2. Por ejemplo, en el número binario 111, se entiende que el último 1 va multiplicado por 1 (2 elevado a 0), el segundo por 2 (2 elevado a 1) y el primero por 4 (2 elevado a 2); equivale al siete del sistema decimal.

Bender y Beller no han descubierto nada parecido a un pergamino polinesio densamente cubierto de ceros y unos, ni mucho menos una cinta perforada. Lo que han hecho es analizar el lenguaje de Mangareva —uno de los cientos de idiomas de la familia austronesia habladas en las islas del Pacífico— en el contexto de su modo tradicional de vida y las características de sus bienes más preciados de consumo y sus transacciones comerciales, ofrendas, fiestas y demás. Esta forma de vida está en acelerado proceso de extinción, y con ella el sistema aritmético y la propia lengua de los mangareveños, de la que solo quedan ahora unos 600 hablantes en la isla.

Una evidencia del uso de las potencias de 2 —es decir, del sistema binario— en el comercio tradicional de Mangareva son los valores (o taugas) asociados a los bienes más valorados en la isla: tortugas (1 tauga), pescado (2), cocos (4) y pulpo (8). Otro producto valioso es el fruto del árbol del pan (Artocarpus altilis), llamado en inglés breadfruit (fruto del pan). Los frutos del pan de segunda fila valían lo que un coco (4), pero los mejores igualaban al pulpo (8). Recuerden que 1, 2, 4, 8, … son las potencias de 2.

Otro ángulo por el que asoman esas mismas potencias, aunque más indirecto —y combinado con el sistema decimal al que los mangareveños nunca renunciaron del todo— son las palabras (numerales) de uso más común en el rango de las decenas: takau (10), paua (20), tataua (40) y varu (80). Vuelven a aparecer las potencias de dos (1, 2, 4, 8), aunque esta vez multiplicadas por 10, para cubrir otro abanico de tamaños. Las demás decenas no son palabras nuevas, sino combinaciones gramaticales de las anteriores.

La ventaja de este sistema es que facilita mucho las opèraciones aritméticas fundamentales. Mientras que en el sistema decimal sumar de cabeza (sin contar) requiere memorizar más de 50 cancioncillas (como 4+7=11), en el sistema de Mangareva basta con saber que varu es el doble de tataua, que a su vez es el doble de paua, que a su vez es el doble de takau. Lo demás emerge de un modo muy natural y fácil de utilizar.

Con otras palabras, se trata esencialmente del mismo argumento que utilizó el gran Leibniz. Los demás seguimos contando con los dedos.

No son cosas de mujeres

GermainGracias al blog ZTFNews.org, al que hacía tiempo que no hacíamos referencia, he podido leer este maravilloso texto de Eduardo Galeano sobre Sophie Germain, de su libro Espejos.

Aprendió a leer leyendo números. Jugar con números era lo que más la divertía y en las noches soñaba con Arquímedes.
El padre prohibía:
—No son cosas de mujeres —decía.
Cuando la revolución francesa fundó la Escuela Politécnica, Sophie Germain tenía dieciocho años. Quiso entrar. Le cerraron la puerta en las narices:
—No son cosas de mujeres —dijeron.
Por su cuenta solita, estudió, investigó, inventó.
Enviaba sus trabajos por correo, al profesor Lagrange. Sophie firmaba Monsieur Antoine-August Le Blanc, y así evitaba que el eximio maestro contestara:
—No son cosas de mujeres.
Llevaban diez años carteándose, de matemático a matemático, cuando el profesor supo que él era ella.
A partir de entonces, Sophie fue la única mujer aceptada en el masculino Olimpo de la ciencia europea: en las matemáticas, profundizando teoremas, y después en la física, donde revolucionó el estudio de las superficies elásticas.
Un siglo después, sus aportes contribuyeron a hacer posible, entre otras cosas, la torre Eiffel.
La torre lleva grabados los nombres de varios científicos.
Sophie no está.
En su certificado de defunción, de 1831, figuró como rentista, no como científica:
—No son cosas de mujeres —dijo el funcionario.

Eduardo Galeano, Mudanza de nombre