Vuelta a la mar de Málaga

playaRV(Rincón de la Victoria)
Vine a la mar dudando si estaría
donde yo la dejé: junto a la raya
donde la espuma eventual acalla
su antigua discusión con la bahía.

Llegué a la mar. Estaba todavía.
Ella lo mismo y yo distinto. Vaya
una cosa por otra y, por la playa,
vayan las dos en busca de aquel día.

Vine a la mar y me encontré en la arena
—niño llevando cubos a la pena
y palas a la orilla del verano-.

Me hice a la mar, estando hecho al recuerdo
por perderme otra vez como me pierdo
junto al que fui, cogidos de la mano.

Manuel Alcántara

No pudiendo qué escribir este año, busqué y encontré este soneto, que tan-bien expresa algunas cosas que me gustaría decir hoy.

Dedicado a mi padre, si pudiera, en su 71 cumpleaños.
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Me busco por el tiempo

busquedaMe busco por el tiempo que he perdido
y en las hojas de ayer del calendario,
pero no encuentro al alma por mi almario
ni rastro de aquel viejo conocido.

El que yo fui, ¿por dónde se habrá ido?
Quiero saber de mí. Es necesario
conocer a quien trato en este diario
escribir las memorias de mi olvido.

La aventura pequeña de ese barco
que hace su travesía por un charco
sabiendo que a babor nadie contesta.

Bebiendo estoy mi vino y mi pregunta.
Penas y dudas. Todo se me junta.
Y Dios da la callada por respuesta.

Manuel Alcántara

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¿Qué dedo me corto que no me duela?

Comunicado del SAT Universidad de Sevilla

caraB3web_1Cuando una hija le pregunta a su madre o a su padre que a quién quiere más, si a su hermano o a ella misma, lo normal es que la madre responda con otra pregunta “¿qué dedo me corto que no me duela?”.

Como se viene denunciando desde antes del comienzo de la crisis y sus “medidas de ajuste”, el poder económico está empeñado en demostrar, por la fuerza, lo que lleva anunciando desde siempre: lo público no funciona, está mal gestionado, es ineficaz… Durante años, cuando lo económico parecía ir bien, la realidad se empeñaba en no ajustarse a estas proclamas. Desde el comienzo de la democracia hasta el inicio de la crisis los servicios públicos han incrementado su eficacia, tanto en la calidad y cantidad de los servicios como en sus beneficios sociales y su universalidad.

Pero la cantinela estaba ahí: la ineficacia de lo público frente a la sacrosanta eficacia de lo privado. Con la crisis, con la ruptura de la madre de todas las burbujas financieras, el poder económico ha visto la oportunidad de forzar la realidad para que se parezca a su discurso. Es claro que los recortes en servicios sociales no persiguen lo que dicen: el ajuste del gasto público para frenar el endeudamiento. Más bien al contrario, estos ajustes han traído un menor ingreso del Estado. Cada euro recortado en servicios es un euro que no paga impuestos y, sobre todo, que no va al consumo privado. Siendo esto así, ¿cuál es la verdadera intención del recorte? No puede ser otra que forzar la ineficacia del servicio público.

En esta situación nos encontramos ahora, por ejemplo, al diseñar la docencia de nuestra Universidad para el próximo curso. Una de las imposiciones de los recortes ha sido la subida de la dedicación docente máxima de 240 a 320 horas anuales. Dado que ni el Gobierno Central ni el Andaluz permiten contratar profesorado, más allá de algunas interinidades, una de las pocas formas en la que se puede mantener la docencia por debajo de 240 horas anuales es disminuir el número de grupos de docencia, opción por la que parece se está inclinando el Equipo de Gobierno de nuestra Universidad.

Y así llegamos a la pregunta-respuesta inicial “¿qué dedo me corto que no me duela?”. ¿Que es preferible? Si se aumenta el número de alumnos por grupo, la calidad de la docencia se ve perjudicada y, en consecuencia, el servicio prestado por la Universidad; pero si se mantiene el mismo número de grupos aumentando la docencia del profesorado, la calidad de la docencia, de la investigación y de la gestión pueden verse perjudicadas y, en consecuencia, el servicio prestado por la Universidad. “¿Que dedo me corto?”. Sea como sea el objetivo está cumplido: forzar que la Universidad, como servicio público, sea ineficiente como el poder económico venía diciendo.

Y todo esto por los recortes promovidos por el Estado desde 2010, pero también por la acción del Gobierno Andaluz, autodenominado de izquierdas, que con su “tasa de no reposición” no permite la contratación de profesorado desde hace años. Según datos de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, la Universidad de Sevilla perderá 1.172 profesores en la próxima década. Tristemente, el gobierno bipartito de PSOE e IU en la Junta de Andalucía participa activamente en la degradación de los servicios públicos.

¡NO A LOS RECORTES, VENGAN DE DONDE VENGAN!

¡NO A LA DEGRADACIÓN DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS!

¡NO AL PAGO DE LA DEUDA ILEGÍTIMA!

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Campus McDonald’s

Una de las cosas que se le ha ocurrido al Gobierno del Estado para la estrategia de emprendimiento y empleo joven del Ministerio de Empleo y Seguridad Social” ha sido llamar a McDonald’s (sí, como leen) para que organice por las universidades jornadas de que ayuden a los jóvenes universitarios a orientarse en el mercado laboral (exáctamente lo que están leyendo, no es broma).

El único sitio en el que, hasta ahora, se ha organizado ha sido en la Universidad Politécnica de Valencia. Me congratula ofreceros el siguiente vídeo para que veáis el recibimiento que algunos jóvenes dieron a las jornadas.

Un compañero propone los siguientes lemas para las jornadas:

“Encuentra tu empleo basura entre comida basura”

“Under size your salary while super size you”

“Si explotamos tu colesterol, ¿por qué no explotar tu trabajo?”

Desde luego, si esto es todo lo que tienen que ofrecer a los jóvenes, me parece a mí que lo de la recuperación no se lo creen ni ellos.

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