Querido Departamento de Álgebra, queridos compañeros y amigos,
Realmente no sé si para cuando esto se publique, habré sido capaz de dar un discurso en la salita de café. Siempre se me ha dado mejor escribir y no quería irme sin dedicaros unas palabras. O más bien una, que resume muchas cosas.
Gracias. Por estos casi cinco años. Por acogerme con los brazos abiertos desde el primer día, cuando llegué con mis nervios y mi vergüenza (que tengo, aunque no lo parezca). Ha sido genial compartir con vosotros la experiencia de un doctorado, el día a día y las matemáticas.
He sido muy afortunada y no lo sabía cuando llegué. A lo largo de los meses, me he dado cuenta de que sois un bonito punto singular en la facultad y en casi todos sitios. Me llevo muchos recuerdos: los tradicionales dulces, la ronda de cafés, las comidas en el césped y en la salita, los seminarios, los emails a la lista, las sonrisas. En general, el buen rollo, las ganas de trabajar y la capacidad de transmitir la pasión que sentimos y compartimos.
Seguid así, creando un ambiente donde trabajar es agradable y donde las matemáticas son tan bonitas y tan distintas. No dudo que lo haréis. Yo seguiré mis matemáticas allá donde pueda y, quien sabe, lo mismo volvéis a tenerme entre vuestras filas. Lo que sí sé seguro es que seréis mi ejemplo preferido de “sitio y personas con las que me gustaría trabajar”.
Sé que no os he dicho nada nuevo, pero no está de más decirlo.
Me despido de Sevilla y de vosotros con un “hasta pronto, nos vemos en algún lugar del mundo”. Espero dejaros un recuerdo tan bonito y cálido como el que yo me llevo.
Siempre,
Becario Colmenarejo