Hace unos días, en un examen de la asignatura Física II, del grado en Matemáticas de la Universidad de Sevilla, se planteó un problema con el siguiente enunciado:
“Sergio Ramos, presa del pánico por la responsabilidad que tenía en sus botas, calcula mal los parámetros de un penalti y el balón, de masa \(m\), es lanzado formando un ángulo \(\pi / 4\) con la vertical y con una velocidad igual a la mitad de la velocidad de escape. El balón nunca llegó a la portería contraria. Suponiendo conocido el radio y la masa de la Tierra, \(R_T\) y \(M\) respectivamente, y despreciando la rotación de la Tierra y el rozamiento del aire:
(a) Calcule las constantes del movimiento del balón.
(b) Si la estación espacial internacional describe una órbita circular de radio de \(3R_T\), ¿deben temer sus ocupantes un posible impacto del balón?”
Curiosamente la prensa se ha hecho eco de este ejercicio, aunque se lo ha atribuido a otras universidades.