Desconozco si se trata de un hecho científico, desde luego yo no voy a hacer el experimento. En cualquier caso la historia de las ranas y el agua caliente viene muy bien para explicar una sensación, un estado de ánimo…
Dicen que si metes una rana en un recipiente con agua fría y, muy lentamente, vas calentando el agua, el animal no es capaz de percibir los cambios de temperatura y finalmente muere a causa del calor sin intentar huir. Como si la rana se encontrara a gusto en un agua cada vez más tibia sin percibir que la están cociendo.
Un grupo de profesores de la Universidad de Sevilla hemos encontrado que esta historia es muy buena para describir cómo nos encontramos.
Poco a poco se ejerce cada vez más presión sobre el sistema público, también sobre la Universidad, con la intención de desprestigiar el servicio haciéndolo ineficiente. Esto es jugar con las cartas marcadas: a la vez que explico que la Universidad pública es ineficiente y cara para el ciudadano, la doto cada vez de menos fondos y medios para provocar el mal que ya he señalado.
Lo malo es que los que estamos en la Universidad, trabajadores y usuarios, nos vamos aclimatando a la temperatura, que no para de subir, y no intentamos salir del recipiente. Nos sentimos bien en el agua tibia, pero no percibimos que en ese agua yacen algunos de nuestros compañeros con contratos menos estables y muchos alumnos que no pueden costearse la matrícula.
Los recortes presupuestarios en las universidades y centros de investigación, la tasa de reposición de personal, la deuda de las comunidades con las universidades, las peores condiciones de trabajo (aumentando la jornada por menos sueldo y aumentando la dedicación docente a costa de la investigadora), la brutal reducción de la inversión en investigación,… hacen que el servicio prestado por los trabajadores de las universidades sea cada vez de peor calidad. Sin una buena docencia, sin una investigación de calidad y sin buenas condiciones de trabajo para el personal de administración y servicios no es posible que exista una Universidad de calidad.
Por otro lado el incremento de las tasas universitarias y la reducción de las becas hace que cada vez más alumnos abandonen sus estudios o ni se planteen iniciarlos. Y, perdonad la obviedad, sin alumnos no puede existir la Universidad.
Dicen que los alumnos becados no aprovechan la oportunidad, pero no dicen que los alumnos con beca aprueban más que los que no la tienen. También dicen que el sistema no puede acoger a tanto titulado universitario, pero callan que el paro juvenil es menor, siendo terriblemente excesivo, entre los que tienen mayor formación.
Por este motivo algunos profesores queremos declarar que ya no nos sentimos cómodos en el agua tibia, que nos damos cuenta de que la temperatura va subiendo y que hay que intentar alejar el recipiente de la fuente de calor. (Actualización: o saltar, como propone mj en su comentario, contra los que encienden y alimentan la fuente de calor)
Pero es necesario que haya más gente con conciencia de ranita en agua tibia.
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