El día que José Luis salvó mi vida

Antes de anoche falleció José Luis Vicente Córdoba, mi director de tesis, mi mentor, a quien alguna vez le dije lo agradecido que le estoy, aunque no sé si con suficiente vehemencia.

Hace ya muchos años José Luis salvó mi vida. No pretendo con esto ser dramático, no es que me fuera a morir ni nada parecido, aunque un poco sí estaba muerto por dentro en aquel momento. Tampoco sé si mi vida alternativa, la que hubiera vivido de no existir él, sería mejor o peor, el multiverso sabrá. Solo sé que él me abrió la puerta a esta vida que vivo ahora, como profesor en el departamento de Álgebra de la Universidad de Sevilla. Es una muy buena vida y por ello le estaré siempre agradecido.

Por lo que después he conocido a José Luis, para él aquello tampoco se trató de un acto heroico sino de algo natural, como la vida misma.

Eran las navidades del 91-92 y yo estaba en quinto de carrera, haciendo desde el curso anterior la especialidad de Computación en la Universidad Complutense. Como hice muchas veces desde que me dio clase de Geometría I en primero de carrera, y como hacía siempre que andaba por Sevilla desde que comencé a estudiar en Madrid, fui a visitarle cuando vine a pasar las Navidades.

En su despacho recuerdo que tenía una sensación muy contradictoria que me duró muchos años. Por un lado estaba sentado ante la mesa de todo un señor catedrático, aquello me imponía, por otro lado el gesto amable de José Luis me acogía y me invitaba a hablar en confianza.

La cosa es que, desde el punto de vista académico, irme a Madrid a hacer la especialidad de Computación fue un error. Yo esto lo descubrí al comenzar quinto de carrera aunque lo sospechaba desde el curso anterior. La experiencia me aportó otras cosas muy importantes, pero en lo académico fue sin duda un error.

A mí me gustan las matemáticas, como todos sabéis, y mi última intención al irme a Madrid era abandonarlas. Más bien quería conocer las matemáticas que hay detrás (y delante) de los ordenadores, la programación, la algorítmica… ¡qué sabría yo entonces! En la Universidad de Sevilla había (y hay) grandes especialistas de los que podría haber aprendido mucho, pero, por cuestiones que no caben en el margen de este escrito, yo no tendría acceso a ninguna asignatura impartida por estos especialistas. Así que decidí irme a la Complutense.

Allí me encontré con una especialidad que comenzaba en tercero (mientras que aquí era en cuarto), lo que me obligó a hacer un esfuerzo extra el primer año con asignaturas de tercero (todas menos una) y de cuarto (todas menos otra). Aquello me supuso un gran esfuerzo que logré sacar adelante. Nada más llegar me di cuenta de que el perfil mayoritario de alumnos que escogían la especialidad de computación era de gente que, seguramente, consideraba que se había equivocado al escoger matemáticas y huía hacia algo que le abría las puertas de la informática. Incluso percibí eso mismo de los profesores que nos daban asignaturas más teóricas como Lógica o Teoría de Autómatas.

Al comenzar quinto de carrera, con asignaturas como Sistemas Operativos, Teoría de Compiladores e Inteligencia Artificial, todo aquello se me vino encima y entré en una ¿pequeña? depresión. No tenía ningunas ganas de estudiar aquello que daba la espalda a las matemáticas y dejé de hacerlo. Así que en aquellas navidades estaba cerca de un fracaso absoluto en los primeros parciales de febrero.

Esto es lo que le conté a José Luis aquel día, que estoy seguro de que tuvo que ser muy próximo a Nochebuena pero que bien pudo ser a primeros de enero. Le estuve contando cómo me sentía, lo poco que me gustaba la especialidad por el enfoque tan alejado de las matemáticas y la angustia que tenía al haber abandonado los estudios. Él tras escucharme me dijo que lo principal era terminar los estudios, que me esforzara en ello y que una vez terminados podría estudiar matemáticas con él, iniciando el doctorado. Después pasó a contarme qué podríamos estudiar, recuerdo que e habló de singularidades y de valoraciones, de esta forma en la que él hablaba de matemáticas (“las matemáticas se hacen con las manos”). La exponía de una forma que parecía muy sencilla y accesible, aunque tú te dabas cuenta de que por debajo había problemas muy difíciles que habría que estudiar, pero que no te atrevías a preguntarle directamente (al menos yo no me atrevía).

Poco después, al intentar transmitir lo que José Luis me dijo que íbamos a estudiar, descubrí que no me había enterado de nada (esto me pasó muchas más veces después). Pero me fui a casa con un objetivo claro, con una motivación y con una vida por delante que aquel día salvó José Luis.

Siempre le estaré enormemente agradecido.

Golpe de muerte contra la Universidad Pública

Comunicado de la sección sindical del SAT (PDI) en la Universidad de
Sevilla con motivo de la publicación de los nuevos criterios de la
ANECA

En el contexto actual de  recortes y de desinversión en Investigación y Ciencia a todos los  niveles, el “ANECAZO” viene a reventar las perspectivas de carrera académica y de promoción de gran parte de la plantilla de las universidades a la vez que consolida el control ideológico y político de la Universidad que estará más que nunca al servicio de intereses empresariales.

publish-perishDesde el PDI del SAT en la Universidad de Sevilla rechazamos los nuevos criterios de la ANECA para la acreditación a Titular y Catedrátic@ de Universidad. El grave endurecimiento de estos requisitos expulsará de la carrera académica a muchas personas que, habiendo cumplido sobradamente con lo que se les exigía para progresar en su carrera de PDI, se han visto frenadas por el estrangulamiento de la Universidad Pública provocada por las asfixiantes tasas de reposición y careciendo, además, de medios para poder continuar sus investigaciones debido a los recortes presupuestarios. Es decir, el conocido ya como “anecazo” es un ERE encubierto que debilita aun más la Universidad Pública.

Esta nueva vuelta de tuerca no puede verse de manera aislada, sino en el conjunto de normas que el gobierno de Rajoy viene adoptando desde 2012 y que, evitando abordar una reforma mediante la elaboración de una ley orgánica, están dejando irreconocible a la Universidad Pública. Fueron primero las medidas “de ajuste” contenidas en el RDL 14/2012 que, no solo asfixian a la plantilla, sino que además aumentaron la docencia de gran parte del profesorado de 24 a 32 créditos, lo que ha supuesto la pérdida de miles de profesor@s en las universidades públicas; a esto se unió la rebaja en la cuantía destinada a becas para estudiantes universitari@s y el endurecimiento de los requisitos exigidos para optar a ellas, dificultando el acceso a la Universidad; sucesivamente se fueron produciendo serios recortes en las ayudas destinadas a investigación, bien porque las convocatorias han visto reducido su importe, bien porque han desaparecido durante algunos años; por último se abrió la posibilidad de diseñar grados de 3+2 años, multiplicando el precio de los estudios superiores para dificultar aun más el acceso a la Universidad y con la motivación, de nuevo, de recortar gasto en el Capítulo I (el de personal, aparece como medida 108 en este documento en el que las comunidades autónomas hacen propuestas “de ajuste”). Y este es el escenario actual: un profesorado experto, capacitado para sacar adelante buenos proyectos de investigación y docencia de calidad, que se ve superado por una docencia excesiva, grupos numerosos y un creciente papeleo;  jóvenes investigadoras, preparadas como nunca, con cada vez menos medios para investigar y con la perspectiva única de irse fuera a rentabilizar, para otros estados, su excelente formación; y un estudiantado que difícilmente puede asumir el coste económico de repetir una asignatura.

A  esto hay que traer lo anunciado por Rajoy en su investidura: la reforma  del sistema de gobernanza de las Universidades, que supondrá la fusión de los Consejos de Gobierno y Social de las Universidades en un nuevo  órgano que elegirá al Rector, que a su vez nombrará a directores de  escuela y decanos (ver las propuestas de la comisión de expertos al  principio del mandato anterior de Rajoy, páginas 40-47; ver también el programa de Ciudadanos, medidas 164-167). Es evidente la necesidad de poner al frente de las Universidades a Rector@s “externos” a l@s que no les tiemble el pulso a la hora de ejecutar los sucesivos recortes y gestionar la Universidad como si fuera una empresa, con los beneficios por delante de las personas.

Si  fuéramos malpensados parecería todo diseñado para forzar que el servicio prestado por las universidades públicas, tanto docente como investigador, sea cada vez de peor calidad. Algo así como una profecía autocumplida: “la Universidad Pública no funciona”, y se hace todo lo posible para que sea así. Como si quisieran anular el derecho a una educación superior porque el sistema productivo no necesita tanto graduado superior; como si quisieran poner en bandeja de las Universidades Privadas la docencia de l@s afortunad@s que puedan costeársela o que caigan en la trampa de los préstamos para estudiar; como si quisieran enviar la investigación en el Estado español al vacío absoluto, a una vía muerta, pues los equipos de investigador@s del sistema público no tienen cabida en el privado.

Todos estos ataques, con el “anecazo” a la cabeza, vienen, además, a atacar especialmente a las áreas de conocimiento de Humanidades y Ciencias Sociales, con el objetivo de acabar con departamentos y centros enteros a corto/medio plazo.

A estas reformas del Gobierno Central se suman recortes por parte del Gobierno Andaluz y medidas del equipo de Gobierno de la US, como la propuesta de nuevo Plan Propio de Investigación y Transferencia que potencia a los grupos “excelentes” dejando en la estacada a los grupos emergentes y a grupos modestos.

Desde el PDI del SAT en la Universidad de Sevilla queremos denunciar la profunda reforma del sistema universitario que está realizando el gobierno de Rajoy, amparado ahora por Ciudadanos y con la aquiescencia del PSOE, a través de reales decretos y otras normas menores. Así evitan una reforma de una Ley Orgánica que afecta a derechos fundamentales y que podría levantar seria contestación social. Pero tienen un plan reaccionario de reforma para la Universidad, y lo están aplicando.

No podemos creer asimismo en la buena voluntad de quienes han diseñado los nuevos criterios de la Aneca. No es posible que no sepan que están elevando estratosféricamente el nivel de exigencia en investigación y docencia a la vez que se producen serios recortes en inversión en I+D y se imposibilita al profesorado la carrera investigadora por la saturación de docencia provocada por los recortes de personal. ¿Qué intención hay detrás de unos criterios docentes imposibles para quienes tienen más carga en investigación, y criterios investigadores imposibles para quienes tienen más carga docente? Cierto es que en algún momento habrá que modificar y actualizar los criterios diseñados hace años, pero así no. Así se pasa la guillotina sobre el cuello de miles de trabajadoras y trabajadores de la Universidad. Cualquier reforma deberá partir de la realidad actual en el marco de una carrera académica coherente. Habrá que partir de aumento en la inversión en Investigación y en la responsabilidad social de la gestión de fondos públicos; de un plan de choque en la contratación para absorber a miles de profesores e investigadoras que han visto truncadas sus opciones de promoción legítimamente adquiridas mediante el cumplimiento en sus puestos de trabajo. Recordemos que no hizo falta elevar los criterios de la ANECA sino el presupuesto en 2008 cuando la revista Nature hablaba de “Una nueva edad de plata para la Ciencia en España” (A new silver age? Nature 451, 1029 (2008) | doi:10.1038/4511029a).

Y sobre todo, así no se trata al personal docente e investigador que ha cumplido sobradamente con lo que hasta ayer se le exigía, a pesar de tener contratos precarios (PDI-Interin@, asociad@s, contratos temporales de investigación…) y apenas disponer de medios. Compañer@s que han visto en la acreditación a Profesor Titular la única vía de estabilización, una vez que las congelaciones de plazas de Contratad@ Doctor@ (por parte del Estado y de la Junta) cerraron la vía prevista en el Convenio Colectivo.

Ante esta nueva vuelta de tuerca de la Universidad pública, se impone la necesidad de coordinar una respuesta inmediata y contundente a todos los niveles directamente implicados (PDI laborales y funcionarios, administración y servicios, y otros sectores educativos) para frenar la paulatina degradación de nuestro derecho a la educación superior y a la investigación científica.

¡EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA!
¡NO A LOS NUEVOS CRITERIOS DE LA ANECA!
¡NO AL DETERIORO PROGRESIVO DEL SISTEMA UNIVERSITARIO!

Yo votaré a favor de la elección del Rector por Sufragio

15d46f2

El próximo lunes 23 de mayo se va a reunir el Claustro de la Universidad de Sevilla para, según la redacción del segundo punto del orden del día, la “Presentación y debate del Proyecto de Reforma del Estatuto de la Universidad de Sevilla”. En concreto se trata de la modificación del sistema de elección de Rector/a, para que sea elegido directamente por toda la Comunidad Universitaria en Sufragio Universal Ponderado en lugar de por el Claustro como se viene haciendo desde la reforma de la LOU en 2007. Este proyecto de reforma ha sido presentado por 90 claustrales estudiantes y profesores, entre los que me encuentro.

Es por tanto público que votaré a favor de la propuesta, y así debo y quiero manifestarlo.

El proyecto de Reforma, tras el debate del día 23, se votará en urna el lunes 30 de mayo, pudiendo hacerse por anticipado los días 24 y 25 del mismo mes.

Yo prefiero el sufragio universal directo por ser más participativo y más democrático. Con esto no digo que el otro sistema, el de elegir al Rector por la vía indirecta del Claustro, no lo sea. Pero sí me parece más democrático aquél en el que participan directamente todos los electores. Ambos lo son, pero el propuesto me parece de más calidad que el actual y favorece la participación de la comunidad. La participación directa de toda la comunidad universitaria será beneficiosa, sin duda, para una mayor implicación de todas y todos en la “actividad política” de nuestra Universidad. Sin duda los programas y propuestas de los candidatos a Rector serán mejor conocidos, adquiriendo la persona elegida un compromiso directo con cada miembro de la Comunidad Universitaria. Esto me parece muy positivo. También ayudará, este compromiso, a incrementar el nivel de transparencia de la actividad de los equipos de gobierno.

Encuentro también que hay una razón de justicia para volver al sistema de elección por sufragio universal directo. La entrada en vigor de la LOU impuso a todas las universidades este sistema de elección del Rector. La posterior reforma del Gobierno de Zapatero permitió volver al sistema de elección indirecto a través del Claustro. La Universidad de Sevilla ha sido la única que deshizo el camino andado… en el resto de Universidades Públicas el Rector/a se elige por sufragio universal directo y ponderado. Además esta decisión, que afectaba a toda la Comunidad Universitaria, se tomó en exclusiva por el Claustro de entonces, sin consultar a aquellos a los que se estaba privando del derecho a participar directamente en la elección del Rector. Me parece de justicia que ahora sea el Claustro Universitario quien restituya ese derecho y devuelva a nuestra Universidad a la normalidad del resto de universidades públicas.

Frente a esto se esgrimen varias razones. Hay quien dice que la Universidad tiene problemas mayores de los que ocuparse. Es posible, no entro a valorar las prioridades de cada uno, pero es indiscutible que de éste hay que ocuparse la semana que viene. Que haya cuestiones más importantes no es razón para votar no al sufragio universal.

Otras razones van en la línea de los miedos. Hay miedo a que haya intervención externa en la Universidad, dada la magnitud que tendrían estas elecciones. Tantos mensajes lamentando la poca implicación de la Sociedad en la Universidad (y viceversa)… ¿y ahora vamos a temer justamente esto? Yo veo como algo positivo el que estas elecciones llamen la atención a la sociedad y les haga interesarse más por lo que ocurre de puertas adentro de la Universidad de Sevilla. Pero si el miedo es a que alguien, “agentes externos” decían algunos, manipule el sentido del voto de toda la comunidad universitaria… me parece que hay mayor riesgo con el sistema actual en el que sólo tienes que manipular a 151 claustrales (más o menos).

También hay miedo, se dijo en un Claustro anterior, a la poca preparación de los estudiantes para participar directamente en el proceso. No lo comparto, y además no me parece el momento, tras casi 40 años de Constitución Española, de discutir la madurez de los mayores de 18 años para ejercer el voto. Sin obviar que quien dijo esto sí debe considerar a los estudiantes que son claustrales más preparados (tal vez adultos) que sus representados.

Yo, desde luego, votaré a favor de la elección del Rector/a de la Universidad de Sevilla por sufragio universal directo ponderado.

Rector, Rectora ¿Es posible una Universidad libre de opacidad?

Nuevas reflexiones sobre #EleccionesUS a Rector/a del Colectivo Hamlet:
Mª Jesús Albarreal, Teresa Duarte, Miguel Ángel Olalla, David Patiño,
José Pérez de Lama y Curro Villarejo.

Informe-transparencia-universidades-2014 Uno de los principales males que la sociedad señala en el actual sistema democrático es la falta de transparencia de las instituciones públicas. También en muchas instituciones privadas, lobbies, bancos,… Pero vamos a centrarnos en lo público.

En realidad esa falta de transparencia es opacidad, pues no es que las instituciones públicas no administren información a los ciudadanos ni dentro de la propia organización, es que hay voluntad de no ofrecerla y además de aparentar que se es transparente. ¡Oh, portales de transparencia, qué solución a todos los males de esta opacidad!

En nuestra opinión la opacidad es un mal de (casi) todos los responsables de administrar instituciones públicas. La falta de transparencia no es, ni mucho menos, un pecado exclusivo de políticos corruptos. En el mejor de los casos la opacidad es consecuencia de una actitud paternalista del gobernante, que entiende que la ciudadanía no tiene por qué ocuparse de conocer todo acerca de la actividad de la administración, o que piensa que él, que sí tiene toda la información, no puede pararse en explicarnos estas cosas que, probablemente, no estamos capacitados para entender (siempre según su opinión). Es posible que en el paternalismo esté el germen de esa escandalosa falta de transparencia en la que caen los gobernantes.

Casi siempre el gobernante ve en la opacidad una herramienta muy útil para mantener a raya a la oposición en particular y a la opinión pública en general. No cabe duda de que si el contrario no tiene suficiente información difícilmente podrá tener una opinión formada que le permita cuestionar su gestión, y no digamos la ciudadanía. Y así ocurre que a los administrados nos dan información para simular transparencia, pero descontextualizada y a grandes rasgos, de forma que no se pueda desmenuzar para analizarla al detalle o no haya forma de relacionar una información con otra.

Es ahí, en esa maraña de grandes cifras difíciles de entender, en esas partidas ocultas en el interior de los grandes números, en esas reuniones que sabemos que mantienen los gobernantes pero sin conocer el detalle de lo que dicen, tras esa espesa niebla en la que ocultan la realidad, donde aparecen los comisionistas, las concesiones irregulares, los desvíos de fondos, los enchufes, los favores a los económicamente poderosos,… y donde se abren las puertas giratorias.

Pero no hace falta llegar a estos extremos para considerar la falta de transparencia como algo indeseable que debe desaparecer de nuestras instituciones.

Ante las elecciones a Rector/a de la Universidad de Sevilla creemos que este asunto, el de la transparencia, es algo crucial que debería estar en los programas de todos/as los/as candidatos/as.

Es altamente preocupante la opacidad que envuelve la acción del actual equipo de gobierno, y muy sorprendente la poca consciencia que, aparentemente, tienen de este hecho. Es habitual no facilitar a los miembros de las distintas comisiones, incluso del Consejo de Gobierno, información suficiente como para hacerse una idea real del alcance de las decisiones que deben aprobar o apoyar. O facilitar esta información con tiempo insuficiente para evaluarla, haciendo llegar cientos de folios sin tiempo para estudiarlos, apenas 48 horas antes de las reuniones.

Si eso es así con quienes pertenecen a alguna comisión, el resto de los que formamos la comunidad universitaria (profesorado, estudiantes y personal de administración y servicios) estamos en peor situación. Los claustrales de la Universidad, representantes elegidos por la comunidad universitaria, no disponen de cauces que les permitan demandar o acceder a esta información por parte del equipo de gobierno. En demasiadas ocasiones la información de la actividad del equipo de gobierno que llega al resto de la comunidad lo hace a través de los miembros de Adius o de los comunicados de las secciones sindicales, casi nunca se informa desde el vicerrectorado correspondiente. Los representantes sindicales reciben la callada por respuesta a sus preguntas… En general la Comunidad Universitaria ha de conformarse con el portal de transparencia que sigue ofreciendo grandes dificultades para obtener lo que se busca… y cuando se hace nunca es en un formato que permita manejar los datos obtenidos, agregarlos y desagregarlos para obtener de ellos una idea real de la política universitaria.

La opacidad, mediante la desinformación del administrado, hace que la ciudadanía no pueda intervenir en la acción del administrador. Ni siquiera de una forma indirecta. Y esto puede tener consecuencias muy graves e indeseables, pues los gobiernos toman decisiones que no pueden ser cuestionadas por los ciudadanos.

En nuestro caso, nos preguntamos si la Universidad de Sevilla habría iniciado la obra de la biblioteca del Prado si la Comunidad Universitaria hubiera sabido que no tenía permiso para ello. Probablemente algo más de información hubiera permitido a los representantes en las comisiones correspondientes cuestionar la acción del equipo de gobierno. Puede que entonces la historia hubiera sido otra. Y lo más rocambolesco y preocupante en este caso es que seguimos desconociendo qué conversaciones/negociaciones mantuvieron la Universidad de Sevilla, el Ayuntamiento de la ciudad y la Junta de Andalucía, y cómo esto ha llevado a la Universidad a reconocerse como única responsable y a la Junta, a través de la Consejería de Ramírez de Arellano, a reclamar la devolución del dinero aportado por ésta.

Aunque desconocemos los detalles del “caso Centrius”, denunciado por el Colegio de Arquitectos e investigado actualmente por la Fiscalía, nos tememos que, de haber tenido la Comunidad Universitaria más información, se hubieran evitado algunas prácticas que parecen muy dudosas.

En el último examen de transparencia elaborado a las universidades españolas por la Fundación Compromiso y Transparencia se sitúa a la Universidad de Sevilla entre las 10 universidades públicas catalogadas como opacas (16 se etiquetan como transparentes y 23 como translúcidas). Nuestra Universidad es, además, en este ranking la segunda peor de Andalucía por delante de la Universidad Intenacional de Andalucía.

Desde el Colectivo Hamlet consideramos de vital importancia que el/la nuevo/a rector/a se comprometa a combatir la opacidad, a abrir la acción de su equipo de gobierno a la opinión y control real de toda la Comunidad Universitaria. Esperamos con interés sus propuestas en la próxima campaña electoral, para la Transparencia en la Universidad de Sevilla.

Pide un deseo a la rectora o rector, ¡es Navidad!

Publicado en Marketing & University
Nuevas reflexiones sobre #EleccionesUS a Rector/a del Colectivo 
Hamlet: Mª Jesús Albarreal, Teresa Duarte, Miguel Ángel Olalla, 
David Patiño, José Pérez de Lama y Curro Villarejo.

Reyes-magos-en-USPoner citas electorales tan próximas a las celebraciones navideñas puede tener su gracia. Creamos o no en el origen cristiano de la Navidad, estas vacaciones de invierno se han vinculado inexorablemente a tiempos de buenos deseos, de regalos y de conceder cosas especiales a nuestros seres queridos.

Pensamos que las personas que integramos la comunidad que forma la Universidad de Sevilla somos muy queridos por los candidatos/as a rector/a de nuestra Universidad y a ellos dirigimos esta carta. Una colección de deseos que a buen seguro, en su benevolencia infinita, tendrán a bien concedernos en forma de programa electoral, pero de los que se cumplen, que es tiempo de Navidad.

En nuestra Universidad hay compañeros/as que cada día preparan sus clases y desarrollan su investigación con la máxima dedicación y profesionalidad y, sin embargo, su situación laboral es desesperada y sus posibilidades de hacer carrera están muy mermadas. A pesar de que forman parte de una plantilla muy preparada, sufren unas condiciones laborales muy precarias. Os pediríamos que este asunto de la estabilidad y dignificación de todo el profesorado fuera prioritario y resuelto de una forma definitiva.

La democratización en la Universidad fue un logro histórico de suma importancia que ha hecho a la Universidad más eficiente y más equitativa. Sin embargo, a pesar de los beneficios evidentes de la democracia, en lugar de mejorarla, a veces el sistema lo ha utilizado en el beneficio de unos pocos y lo ha deteriorado. Si en el sistema no fluye la información, no se fomenta la participación y se blinda de una falta de transparencia se transforma en una pseudo-democracia, que a diferencia de otros ámbitos, aquí no mantiene siquiera la apariencia. Os pedimos que se restablezca esta verdadera democracia, empezando por restablecer el sistema de elección a rector/a por sufragio universal directo ponderado. Estamos seguros que con ello os sentiréis más respaldados en vuestros mandatos.

Hace unos años hubo un sueño convergente en la educación superior entre los países de la Unión Europea, conocido como el Plan Bolonia, que en la realidad ha supuesto para la Universidad un cambio obligado, sin la necesaria adaptación a las situaciones particulares, sin debate ni planificación y sin recursos para poder acometerlo con éxito. Estamos convencidos de que esto será afrontado por nuestro rector/a y se planteará un diagnóstico para detectar disfuncionalidades y áreas de mejora en este sistema, afrontando con rigor el debate del 3+2 y su implantación, en aquellos estudios en los que esté justificado por razones académicas, sin que ello suponga que el segundo ciclo universitario se convierte en inalcanzable para muchos sectores de población por falta de recursos económicos.

El debate de la investigación, su difusión y su transferencia real a la sociedad, las posibilidades igualitarias de investigación entre todo el PDI, el apoyo a los jóvenes investigadores y a los grupos de investigación emergentes no consolidados es algo que nos preocupa y que seguro será tenido en cuenta por los candidatos/as en futuros planes propios de investigación más solidarios e igualitarios.

Sabemos que no es mucho lo que os pedimos y que seguro que vuestros programas para la elección a Rector/a de la Universidad de Sevilla recogerán, además de estos deseos, otras muchas propuestas de mejora de la gestión universitaria, de la calidad de la docencia, del impulso a la investigación, de la mejora del servicio prestado a los estudiantes, de las condiciones laborales del personal de administración y servicios y de la promoción y carrera de los profesores y profesoras de la Universidad de Sevilla,… Y también animamos a toda la Comunidad Universitaria a realizar propuestas programáticas a los y las futuras candidatas.

En los últimos años hemos sido muy buenos. Nosotros diríamos que, a veces, hasta timoratos y por ello estamos convencidos de que nuestros candidatos/as a Rector/a de la Universidad de Sevilla tendrán en cuenta nuestros deseos y tras leer esta carta los incluirán en sus programas, los que cumplirán si llegan a ser elegidos/as esta Navidad.

Felipe VI, Rector de la Universidad de Sevilla

Publicado en Marketing & University
Nuevas reflexiones sobre #EleccionesUS a Rector/a del Colectivo
Hamlet: María Jesús Albarreal, Teresa Duarte, Miguel Ángel Olalla,
David Patiño, José Pérez de Lama y Curro Villarejo.

Felipe-VI-y-Ramirez-de-ArellanoPuede que el destino o tal vez los intereses particulares de unos y de otros hayan querido que, los más de 70.000 miembros de la comunidad universitaria de la Universidad de Sevilla, en menos de dos meses y medio tengamos que elegir quien será presidente o presidenta del Gobierno y al Rector o Rectora para los próximos cuatro años.

Y aunque ambos procesos electorales tendrán importantes diferencias, como señalaremos más adelante, también son muchas las coincidencias y paralelismos entre ellos.

Las legislaturas que ambos gestores, Mariano Rajoy y Antonio Ramírez de Arellano, terminan (el segundo de forma anticipada) han venido marcadas por los recortes en materia económica que han dificultado el desarrollo y crecimiento, así como el normal funcionamiento de las instituciones responsabilidad de cada uno de ellos.

Además, ambos han respondido a esta situación culpando a otros. El presidente del Gobierno a las medidas obligadas desde Bruselas y a la herencia recibida del anterior Gobierno de Zapatero y nuestro Rector a los gobiernos central y autonómico; bueno, a este algo menos, aunque haya sido culpable del crecimiento de la deuda con proveedores de la Universidad, del frenazo en seco a la ayuda a la investigación, del incumplimiento de compromisos firmados mediante convenio colectivo del profesorado laboral,… El culpable supremo, para el ex Rector de la Universidad de Sevilla tenía cara y nombre, José Ignacio Wert, que a base de decretazos nos ha ido imponiendo unas medidas de recorte de becas, incremento de las tasas, empeoramiento de las condiciones de la docencia, elitización de la investigación, entre otras, que sin duda han supuesto un deterioro, puede que irrecuperable, de la universidad pública en estos cuatro últimos años.

Otro paralelismo ha sido el de utilizar, como instrumento político para defender las decisiones tan polémicas que han tomado, el miedo de que todo puede ser peor si abrimos el debate constitucional, si votamos las opciones populistas, si volvemos a las políticas de anteriores gobiernos socialistas… Suena muy parecido a lo que en la Universidad de Sevilla hemos oído con relación a la modificación del Estatuto de la US para alcanzar el acuerdo sobre el sufragio universal, abrir el convenio colectivo del PDI laboral para incluir las nuevas figuras laborales no recogidas, o cuando se ha demandado la constitución de una mesa de negociación de todo el profesorado de la US.

Pero todo no son similitudes en estas dos historias paralelas. Para empezar, de toda la comunidad universitaria de la US, solo el grupo de claustrales (algo más de 300 entre profesores, estudiantes y personal de administración y servicios) elegidos en la legislatura anterior tendrán la posibilidad de dar su voto al candidato/a o candidatos/as (si es que los hay) para la elección del nuevo Rector/a. Sería algo así como si el actual congreso de los diputados tuviese que elegir al futuro presidente del Gobierno. Nos podemos imaginar el resultado, ¿verdad?

Y otra importante diferencia mucho más preocupante es que de las elecciones generales del 20-D serán cubiertas intensamente por los medios, la opinión pública tendrá la obligación y la posibilidad de participar, se producirá el debate entre candidatos y programas. Todo lo que conlleva una campaña electoral cuando se trata de decidir algo tan importante para los españoles como el presidente de su Gobierno en los próximos cuatro años.

Pues en la Universidad de Sevilla puede que haya algunas diferencias. Puede que, a menos de dos meses vista, algún miembro de esta comunidad no se haya enterado que vamos a elegir al Rector/a para los próximos cuatro años. Puede que alguno desconozca hasta el sistema de elección y cómo se elige al máximo representante de la institución. Puede que los medios locales, tan ajenos a la vida universitaria y a la contribución económica y social de esta Universidad, apenas le dediquen algunas líneas cuando se acerque la convocatoria, posterior  campaña y día de la elección. Puede que entre el personal de esta institución, el profesorado y el de administración y servicios, no surja un intenso debate abordando los temas que preocupan al futuro de nuestra Universidad y su papel en la sociedad. Puede que no se presente más que una candidatura continuista del anterior Equipo de Gobierno y que por ello haya una ausencia de debate entre alternativas, ni exista la necesidad de alcanzar acuerdos y compromisos con los colectivos a los que se va a representar durante cuatro años.

Puede que algún claustral despistado se presente ante la urna en el Claustro con los sobres salmón del Senado y blanco del Congreso de los Diputados, y lo que es peor, que el 20-D acuda a su colegio electoral con un sobre en blanco vacío y ante la pregunta del presidente de la mesa le responda: “¿Has elegido tú a Felipe VI?” Pues eso.